2014/05/17

Indigesto

Entre el poco espacio que dejaban las nubes cargadas de agua salió ese día un rayo de sol atravesado. Tan propio él, lo había mirado de frente. Quedó herido en los ojos, que cerró instintivamente antes de partir al viaje que nadie puede contar. “No podrás conmigo”, se dijo, mientras sobre el sofá le doblaba en dos el pinchazo en el vientre. “Lo que ha de ser que sea, y si es aquí y ahora, mejor que mañana” pensó con obstinación desafiante. Y quien quiera leer que lea: Salió en ráfaga de metralleta liberándose así del aire que aprieta.


© Samier 2014 05 

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